Es de mañana, de rocío está mojada la alfombra, y el campo envuelto en el humo invisible de su aroma, el sol con sus largos rayos una telaraña forma Pa encorralar unas nubes que andan como mariposas, tienen por cuerdas cien trinos las guitarras de la fronda, y las bandadas procuran los cardales de las doma. Pa refrescar las gramillas, los sauces vuelcan sus copas, y afilan en el zumbido sus aguijones las moscas, están de yerra tacaña, se prende fuego a la foca Como pa espuelear el lerdo cansancio de aquellas horas, enlazando sobre el freno andan Rivera y Barbosa y un renegao en un loro que vino a sobar la soga. Ariscos y cosquillosos los toros de aspas filosas se van pateando la oreja cerquita de la maroma. Unos pialan, otros erran y mientras otros estorban, andan otros de cansao apeligrando las rondas, allá junto al gran fogón donde la emoción se dora, se lava el buche un amargo en las manos de una moza. Entre el puestero y un negro, se hace pesada una broma, y a la carreta los perros se le echa a un costao la sombra, sobre el pértigo sentao esta Pantaleón Reinosa que en casi un siglo de ciego no aprendió a pedir limosna, hace rato que a la cuerda le ha enredao una milonga y tiene enlazao el tema con un sobeo de estrofa, El se acerca a los fogones con su alegría tristona de la mano de un nietito, estrella en sus noches ondas lucerito en sus tinieblas ande su dolor se embosca. Vida prendida su vida como si fuera una antorcha, y le canta a los que escuchan con vos cansada y monótona, a los que le forman rueda sin saber quienes la forman. Cuando el abuelo hace plata, el niño sonríe a solas, cuando no; llora en silencio, ocultando su congoja él tiene tres hermanitos, que esperan allá en la choza, choza que de estar vacía tiene pobrezas de sobra. y viene a llevarle el pan ganao a verso y bordona, porque en boca del abuelo se hacen de a libras las coplas. Hoy casi nadie lo escucha, cuando cansa la milonga, se hamaca en un pericón y después gasta una polca, hasta que viene mandinga a hacer ronda con la cola Y al tirón de un mal domao revienta un lazo en la argolla, y se ven chairearse al viento como pa hallarse una a la otra. Dos guampas como dos corvos con las puntas entradoras Erra un facón los garrones, los ponchos se vuelven onda, se cierra en seco un volcao y cruza una boleadora, se produce un desparramo y el ¡guarda! que el canto corta. A dejado un verso rengo y en disonancia una nota, solo el ciego no dispara, pa que si su vida es corta, y además no sabe de ande viene el peligro en su contra Pero les grita eso si, al tiempo que se incorpora, -¡agárrenme la guitarra! No sea que me la rompa - y el pequeño, en un arropo que a los más duros asombra Se para frente del toro, viendo que el toro lo topa, y una guampa como un sable le abre en el pecho una boca, una boca que no canta, pero que es grande y es roja. Pasa el peligro a lo potro, y dos manos temblorosas, lo traen muriendo a la cuna, que el ciego en sus brazos forma, y explica el niño con voz por el frio eterno ronca: -Abuelo yo no quería verle la guitarra rota.-
domingo, 18 de noviembre de 2012
Lazarillo Gaucho “Carlos Ramon Fernandez”
Es de mañana, de rocío está mojada la alfombra, y el campo envuelto en el humo invisible de su aroma, el sol con sus largos rayos una telaraña forma Pa encorralar unas nubes que andan como mariposas, tienen por cuerdas cien trinos las guitarras de la fronda, y las bandadas procuran los cardales de las doma. Pa refrescar las gramillas, los sauces vuelcan sus copas, y afilan en el zumbido sus aguijones las moscas, están de yerra tacaña, se prende fuego a la foca Como pa espuelear el lerdo cansancio de aquellas horas, enlazando sobre el freno andan Rivera y Barbosa y un renegao en un loro que vino a sobar la soga. Ariscos y cosquillosos los toros de aspas filosas se van pateando la oreja cerquita de la maroma. Unos pialan, otros erran y mientras otros estorban, andan otros de cansao apeligrando las rondas, allá junto al gran fogón donde la emoción se dora, se lava el buche un amargo en las manos de una moza. Entre el puestero y un negro, se hace pesada una broma, y a la carreta los perros se le echa a un costao la sombra, sobre el pértigo sentao esta Pantaleón Reinosa que en casi un siglo de ciego no aprendió a pedir limosna, hace rato que a la cuerda le ha enredao una milonga y tiene enlazao el tema con un sobeo de estrofa, El se acerca a los fogones con su alegría tristona de la mano de un nietito, estrella en sus noches ondas lucerito en sus tinieblas ande su dolor se embosca. Vida prendida su vida como si fuera una antorcha, y le canta a los que escuchan con vos cansada y monótona, a los que le forman rueda sin saber quienes la forman. Cuando el abuelo hace plata, el niño sonríe a solas, cuando no; llora en silencio, ocultando su congoja él tiene tres hermanitos, que esperan allá en la choza, choza que de estar vacía tiene pobrezas de sobra. y viene a llevarle el pan ganao a verso y bordona, porque en boca del abuelo se hacen de a libras las coplas. Hoy casi nadie lo escucha, cuando cansa la milonga, se hamaca en un pericón y después gasta una polca, hasta que viene mandinga a hacer ronda con la cola Y al tirón de un mal domao revienta un lazo en la argolla, y se ven chairearse al viento como pa hallarse una a la otra. Dos guampas como dos corvos con las puntas entradoras Erra un facón los garrones, los ponchos se vuelven onda, se cierra en seco un volcao y cruza una boleadora, se produce un desparramo y el ¡guarda! que el canto corta. A dejado un verso rengo y en disonancia una nota, solo el ciego no dispara, pa que si su vida es corta, y además no sabe de ande viene el peligro en su contra Pero les grita eso si, al tiempo que se incorpora, -¡agárrenme la guitarra! No sea que me la rompa - y el pequeño, en un arropo que a los más duros asombra Se para frente del toro, viendo que el toro lo topa, y una guampa como un sable le abre en el pecho una boca, una boca que no canta, pero que es grande y es roja. Pasa el peligro a lo potro, y dos manos temblorosas, lo traen muriendo a la cuna, que el ciego en sus brazos forma, y explica el niño con voz por el frio eterno ronca: -Abuelo yo no quería verle la guitarra rota.-
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