"Era de ñandubay"
"Ese que quede pa toro"
"Guapos"
Trabajando un rodeo de hacienda criolla a pleno campo,
esta yunta de paisanos se destaca en el aparte. Traen apretado
entre las paletas a un novillo de grandes guampas.
Guapos han de ser, al igual que sus caballos para llevar así
a ese animal.
No menos guapos son los teros que defendiendo a su
pichón le ponen el pecho a tanta pezuña y polvareda.
La escena corresponde a fines del 1800.
Trabajando un rodeo de hacienda criolla a pleno campo,
esta yunta de paisanos se destaca en el aparte. Traen apretado
entre las paletas a un novillo de grandes guampas.
Guapos han de ser, al igual que sus caballos para llevar así
a ese animal.
No menos guapos son los teros que defendiendo a su
pichón le ponen el pecho a tanta pezuña y polvareda.
La escena corresponde a fines del 1800.
"Guarda el coletazo, Carozo"
"Guenoo"
"Hacienda arisca"
Don Roberto Dowdall, al referirse al antiguo vacuno criollo nos cuenta:
“Esas haciendas ariscas parecía que estaban esperando el menor pretexto para asustarse, provocando una disparada o desgaritarse, como dicen en el litoral, o una estampida, según la terminología del vaquero americano.
A veces, entre los atajadores, un caballo que corcoveara desmontando al jinete y desparramando el recado, era suficiente para provocar la temida disparada, a veces incontenible, de la hacienda.
Además del peligro que entrañaba para los jinetes que pretendían dominarla, daba por tierra con todo el trabajo del día, volviendo toda la hacienda, en puntas, a sus habituales paraderos o comederos.
Producida la disparada, por un accidente fortuito o inexperiencia de algún atajador, la única forma de contenerla era tratando que el trozo que disparaba se mantuviera unido, sin desperdigarse en puntas, haciéndose como las estrellas, al decir campero.
Para ello, todos los jinetes les hacían costados y arriaban la culata, tratando de que todos los animales siguieran a los que disparaban en la punta, o hacían cabeza. Los jinetes mejor montados y más hábiles obligaban a la cabeza a ir girando hacia un mismo lado (le volcaban la cabeza) hasta que se juntara con la retaguardia (la culata) y así todo el grupo empezaba a girar en círculos hasta que se aquietaba.”
El personaje de la pintura, es un gaucho muy antiguo, lleva en la cabeza el pañuelo “a la aragonesa” y estriba entre los dedos, para desprenderse fácilmente en caso de rodar. Corren por la orilla de un arroyo de profundas barrancas, cuyo cauce seguramente se colmará de agua cuando regresen las lluvias. Quizás la “seca” fuese el motivo de la disparada, enloqueciendo de sed a los animales. El bicherío del campo se ha espantado con tanto movimiento, unos dragones amarillos y negros vuelan, y en primer plano sale despavorida una familia de copetonas. La hacienda “criolla” es de todos los pelos, y de grandes cuernos.
"Haciendome el gusto en vida"
"Ha de ser el patrón" acrílico sobre madera, 40 x 30
Una fría mañana, en el fogón, la leña se vuelve brasa.
El viejo sentado sobre una cabeza de caballo matea junto al calorcito. El perro veterano, tiene derecho a dormir en la cocina,...ya aguantó bastantes heladas.
De repente, un ruido viene de afuera, el ovejero mira hacia la puerta, el crioyo reconoce el sonido de las botas en el piso de ladrillo, y como su compañero no se inquieta, es de seguro alguien conocido, entonces, como adivinando, piensa "Ha de ser el patrón"
El viejo ceba en un mate de guampa, usa un chiripá bayo, ajustado con la faja, y por sobre ella el tirador de charol, ajustado probablemente con una importante rastra. Luce boina con borla.
Su calzado es un par de botas fuertes.
"Hasta los chicos lo suben"
Un potro gateado bellaquea y se deshace en corcovos tratando de desmontar al paisano, pero el hombre es jinete y a pesar de haber perdido un estribo sigue firme, hasta riyéndose, como que disfruta.
Lleva riendas comunes y las presillas van prendidas al bocado. Generalmente, cuando se domaba, se usaban riendas fuertes con una yapa terminada en argollas por donde pasaba el bocado. El gateado tiene puesto un bozal grueso de palenquear y un bocado de soga, pero para no dañar la boca solía usarse uno hecho de pabilo o de tiras de medias.
El potro está ensillado con un recadito de bastos, sencillón. Para mí que el paisano es medio hereje, y no está domando, sino no usaría esas tremendas nazarenas de fierro, más bien lo está provocando al clavarle las rodajas y sacudiéndole el rebenque por la cabeza. Pero el gateado se sabe defender y se ha puesto como tigre. Tiene la clina larga y los vasos rajados, señal de que nadie lo muenta.
El hombre va de botas de potro, de chiripá de "merino" negro y ha dejado el sombrero, atándose a la cabeza el pañuelo como vincha.
Al fondo la llanura de la pampa vieja, sin ningún monte. Por el color del cielo a lo lejos, parece que va llover lindo.
Una vuelta, ha venido un hombre de la ciudad, y ha pedido caballo.
¡Que barbaridad! además de jinetazo, tremendo bromista había sabido ser el paisano, porque le ha ofrecido el potro gateado. El forastero ha tenido sus dudas al ver al flete, y para tranquilizarlo el crioyo le ha dicho:
"el cabayo es mansito, una oveja, si hasta los chicos lo suben"
"No es Contreras, al primero
Que ha perdido entre los pastos
Porque a hombres juertes pal basto
Les desparramó el apero;"
Omar J. Menvielle, "Con pacencia”
"Hice Chicharrones"
"Juira de áhi"
"La Taba"
"Le pegué un empujoncito"
"Al toro por las paletas, le pegué un empujoncito" dice el paisano que imaginara Don Pedro Risso en una de sus letras, y aquí yo se las cedo al criollo que enfrenta a este macaco novillo criollo.
El vacuno, se encuentra enlazado de sus guampas, y agarrado de una pata por otro ayudante que monta un gateado criollo y guapo.
Don Roberto Dowdall en su libro "Trabajando de a caballo" nos dice al respecto, "En el trabajo corriente no es imprescindible que se agarren las dos patas de la res para voltearla. Con una pata en el aire, aprisionada por el lazo tirante, la res queda en tres patas; otro de a caballo le pega una pechada, desde el lado que el animal tiene una pata apoyada en el suelo, haciéndola caer fácilmente."
Aunque tradicionalmente el criollo lleva las riendas con la mano izquierda, en algunas zonas es común que se cambien de mano las riendas y el rebenque cuando la ocasión lo requiere, quedando como en este caso el rebenque en la zurda para animar más al bayo a cumplir con su trabajo.
El que el novillo sea criollo, más el tipo de vestimentas y aperos nos ubica a fines del siglo XIX.
"Le viá sacar loj asau"
El soldado fortinero, sufrido, abnegado, debía muchas veces recolectar en la naturaleza su diario sustento, a falta de la ración que no proveía el gobierno. En esta pintura se representa una boleada, a cargo de un grupo de aquellos hombres, que abandonando la precaria seguridad del canton salen en procura del alimento. En primer plano una gama, (hembra del venado de las pampas, hoy casi extinto), trata de escapar del tiro certero de bolas que dará con ella por tierra.
Las flores en primer plano (Cypella sp. y Trifurcia lahue) nos ubica la escena en el mes de noviembre, es en este mes cuando las lluvias y los primeros calores las hacen aparecer tras las heladas invernales.
"Lo pare contra una planta"
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